Una bicicleta blanca se recorta suavemente sobre un fondo de arpillera de yute, evocando memorias de tardes calmas y rincones pintorescos de pueblos mediterráneos. Este cuadro conjuga simplicidad y calidez con una estética artesanal que lo convierte en un acento visual ideal para ambientaciones relajadas.
Mide 63 cm de ancho por 73 cm de alto y no lleva vidrio, lo que resalta la textura natural del soporte. Su peso aproximado de 2,5 kg permite colgarlo con facilidad o apoyarlo en una repisa o consola para una presentación más descontracturada.
Es perfecto para comedores o pasillos con paletas neutras y detalles de materiales nobles. En nuestro showroom lo combinamos con la vasija Ciltra II negra o el fanal Lille, logrando un diálogo armónico entre forma, materia y color.